Además de automóviles icónicos como
el Méhari o el 2CV, Citroën cuenta en su haber con otro tipo de creaciones:
tractores, autobuses e incluso un monoplaza o un helicóptero. El espíritu
innovador de la marca ha dado a luz modelos inverosímiles a lo largo de toda la
historia. Citroën no es una marca convencional y siempre destacó por se
innovadora y romper con los esquemas. Lo que quizás no todo el mundo sepa es que
la filosofía innovadora de la marca traspasa la frontera del automóvil. Citroën
va más allá de las cuatro ruedas y sus diseños han salido de las carreteras a
diferentes terrenos, como el campo o… el cielo.
A lo largo de los años,
diferentes modelos de Citroën ocupan algunas de las páginas más destacadas en
la historia del automovilismo. Pero las carreteras de medio mundo han sentido sobre
su asfalto más que míticos modelos de coches, y es que, desde finales de los
años 20 hasta principios de los 60, Citroën fabricó autocares. Y los incorporó
en las más de 150 líneas con que contaba la sociedad de transportes Citroën,
creada por la marca en 1931.
Quizá el modelo de autocar más
representativo de la marca fuese el Autocar Citroën U23. Carrozado por Besset
en 1947, tomando como base un camión Citroën U23, estaba impulsad por el motor
del Traction de 11 CV y tenía capacidad para 20 personas sentadas y otras 8 de
pie.
Durante la Segunda Guerra
Mundial, Citroën desarrolló también un tractor con 7 CV y cuatro ruedas
motrices, el Type J. Antes, la marca ya había producido pequeños tractores
agrícolas derivados del Tipo A, el primer automóvil Citroën fabricado en serie.
Unos años más tarde, en 1965 se
gestó la incursión de Citroën en circuitos de alta competición. Fue de la mano
de Maurice Emile Prezous, un ingeniero propietario de un concesionario de la
marca. Prezous decidió crear su propio monoplaza de carreras basándose en los
automóviles que él mismo vendía. De este modo, nació el MEP X1, una primera
versión que evolucionó hasta el MEP X2, capaz de alcanzar los 190 km/h. Fue en
1971 cuando la marca decidió dar el paso y trabajar en el diseño inicial dando
a luz el Citroën MEP X27, que tomó como base el conjunto motor/caja de cambios
del Citroën GS y que alcazaba los 200 km/h. Se llegaron a fabricar 80 unidades
de este modelo, que se pudo ver sobre los circuitos hasta 1975.
Aunque, sin duda, el diseño más
atrevido y que mejor demuestra la capacidad innovadora de Citroën es el Citroën
RE 210. Este biplaza tenía la potencia, calidad y confort de otros modelos. La
gran peculiaridad que atesoraba era que no era un coche sino un ¡helicóptero!
En lugar de recorrer las carreteras surcaba los cielos, desde que en 1975
efectuase su primer vuelo. Se encuentra conservado en perfecto estado en el Conservatoire
Citroën, en Francia.