Izquierda Unida ha pedido a Íñigo de la Serna que haga publicas las cuentas del Mundial de vela y se suma al PRC; que también las reclamó. Llueve sobre mojado, aunque no parece que nadie vaya a tener éxito en esta misión. El líder de la formación de izquierdas en Santander recuerda que el Mundial de ciclismo, que se celebró el mismo mes que el de la vela, aunque en Ponferrada, ha reconocido ya unas pérdidas de más de siete millones de euros de dinero público para las arcas de la localidad leonesa.
En
Izquierda Unida no creen que antes de las elecciones municipales
aparezcan las cuentas del Mundial de vela, aunque haya pasado ya más
de medio año desde la celebración del evento. El líder de esta
formación política en Santander, Miguel Saro, piensa que no se
sabrá nunca la verdad de lo que costó la cita y lo que generó
realmente, aunque no por ello duda en exigir que se hagan públicos
los números económicos de esta prueba deportiva. “Dudamos que las
cuentas vayan a ser públicas alguna vez, aunque sea con mucho
maquillaje financiero. Pese al éxito de público, suponemos que el
Mundial fue un desastre económico. La gente se volcó con el evento,
pero una vez apagado el eco creado, es seguro que el Mundial aumentó
el agujero de las cuentas municipales, que era ya tremendo, y que por
eso se ocultan”.
Tampoco se
conocen las cifras exactas del Mundial de ciclismo que se disputó en
Ponferrada, también en septiembre de 2014. Allí se estima que el
evento pudo dejar unas pérdidas superiores a los nueve millones de
euros. En la localidad leonesa es el Partido Popular el que reclama
con ahínco y en los tribunales el acceso a las cuentas, que le niega
un equipo de gobierno, que de momento, ha reconocido unas deudas de
7,7 millones a falta de contabilizar varias partidas que podrían
hacer aumentar la cifra a más de nueve. Muchos de los patrocinadores
de las pruebas ciclistas también aportaban dinero al Mundial de
vela, como el Banco Santander o Loterías y Apuestas del Estado. Las
comparaciones son odiosas, pero el ciclismo es un deporte mucho más
mediático que la vela y aunque no requiere de infraestructuras
(tampoco la vela) también se aprovechó la cita deportiva para
acometer obras y reformas en el casco histórico de Ponferrada. Esta
inversión no está contabilizada en las millonarias pérdidas del
Mundial de ciclismo. Para Izquierda Unida, en Santander ha ocurrido
algo muy parecido a lo que está aflorando en Ponferrada.
En contraste
con el agujero económico del Mundial de ciclismo, en Santander el
alcalde presentó un fantasioso estudio elaborado por la Universidad
de Cantabria en el que se aseguraba que el evento tuvo un impacto
económico de más de 37 millones de euros. Para Miguel Saro nos
queda la incógnita del dinero gastado y unas infraestructuras
infrautilizadas. “Nos han dejado la llamada Duna, una grada de
cemento que costó millones y que es un almacén de barcos en el que
no caben embarcaciones, y una Casa de Bombas de Gamazo que iba a ser
una sala de exposiciones pública y ahora resulta que será un bar
privado. La gente se consuela con que puede pasear por una zona que
antes estaba cerrada, pero no piensa en lo que nos ha costado al
bolsillo de todos”, argumenta Saro. Para este verano se han
organizado deprisa y corriendo algunas regatas menores para
justificar los millones que costó el Estadio náutico, que no dejará
de usarse masivamente unos pocos días al año. Para colmo, la
Escuela municipal de vela sigue con problemas económicos y de medios
cuando el cuidado del deporte base debe ser la premisa prioritaria
para un ayuntamiento.
El Mundial de
vela de Santander fue organizado por la Federación Española de
Vela, aunque con su habitual personalismo, Íñigo de la Serna,
asumió todo el foco mediático. Es el estamento federativo el que
tiene que liquidar las cuentas ahora, o en su defecto el Consejo
Superior de Deportes, que en la práctica tiene intervenida a la
Federación debido a sus gravísimos problemas económicos. Miguel
Saro ya pidió antes de la celebración de las regatas una total
transparencia con las cuentas del evento temiéndose una desagradable
sorpresa para el bolsillo de todos los santanderinos, como finalmente parece que ocurrirá.