Si retirásemos las
manzanas podridas del cesto del fútbol español nos quedaríamos sin
fruta. La labor de poda en un jardín marchito se la han encargado a
un jardinero de oscuro pasado. Un agricultor que cultivaba flores
negras para otros personajes igual, o más, siniestros que él.
De aquel Edén que llenaba
la boca de muchos con frases como “la mejor liga del mundo” no
quedan más que escombros. Ni la selección ni el Barça de ensueños.
Todo fue muy rápido. Un pelotazo urbanístico.
Y ahora la Liga de Fútbol
Profesional, los políticos, Hacienda y la Justicia sobresaturada
quieren limpiar el césped de malas hierbas. Jugaremos otra vez en
campos de arena. Hablo de puta, la Tacones. Se viene abajo todo el
andamiaje arcaico que sostiene el negocio del opio del pueblo.
La Liga Adelante ha sido
más opaca que las tarjetas de CajaMadrid. Lo más negro de lo negro.
Era un escándalo semipúblico donde muchos no se cortaban en
denunciar que se compraban ascensos y permanencias de manera
descarada. No había tanto dinero como en Primera y algunos clubes y
futbolistas, que nada se jugaban en las últimas jornadas, se vendían
al mejor postor. Apuestas, favores y trapicheos.
Ahora quieren echar lejía
y un poco de ambientador. No vendrá mal. Difícil lo tiene el
jardinero infiel, necesitará un traje de aislamiento de máxima
seguridad anti-ébola para poder acercase algo a la mierda. Si le
dejan.
'Balones fuera de órbita' por Fran Díez