El autor de
‘La dictadura del fútbol’, un libro de relatos que parte de la ficción para
llegar a la cruda realidad, define su colección de cuentos como un «no al
fútbol negocio», todo un «manual para presidentes de clubes que quieran
defraudar» capaz de mostrar todas las miserias de un deporte cargado de
turbiedad, perdedores y ganadores
FRAN DÍEZ / Periodista y escritor
«La vida de
Alsua lo tenía todo para convertirse en literatura»
una entrevista de Roberto García
Todo empieza y termina en Rafael Alsua, un jugador del
que hablan maravillas y que, hoy en día, quizá habría venido bien para poner en
su sitio a algún dirigente de club de fútbol cuyos intereses no tienen nada que
ver con lo deportivo. Son destructivos. En el Racing lo saben bien y, desde
hace unos meses, el lector de ‘La dictadura del fútbol’ también.
PREGUNTA. - ¿Acierto si digo que este es un libro sobre
las miserias del fútbol?
RESPUESTA. - Totalmente. Es un libro que intenta bucear
por las cloacas del futbol, contar la cara B o lo que habitualmente no podemos
contar cuando trabajamos en prensa o radio por falta de pruebas para lanzarte a
la piscina o porque, incluso, son cosas que se saben después de muchos años y
ya han perdido actualidad. Por ejemplo, es raro que se haya desatado tan rápido
el caso Neymar con Sandro Rosell a la cabeza porque, normalmente, en este tipo
de fichajes los flecos y las comisiones se descubren pasados los años. La
ficción te permite contar este tipo de cosas aunque cambiando algún nombre.
P.- Dan ganas de apartar el libro de los niños; decirles
que no todo es así y que el fútbol también puede ser bonito.
R.- Hay quien me decía que era como un manual para un
presidente de futbol que quisiera defraudar. Es como bucear un poco en ese
aspecto del futbol un poco diferente a lo que se cuenta habitualmente u otras
historias humanas en las que se mezcla novela negra y fútbol.
P.- Esas historias humanas están plagadas de perdedores,
que son siempre los más interesantes.
R.- La verdad es que sí. Pasa siempre en el cine o en la
literatura. En el libro aún aparece algún ganador pero siempre va acompañado
de un reverso tenebroso. Se habla de inmigrantes que juegan a futbol, niños del
Sahara, fichajes, esa estrella que apura su carrera y termina arrastrándose por
el barro… Son personajes muy literarios. Incluso las historias reales acaban
siendo también de perdedores. Como la de Rafael Alsua, que para muchos ha sido
el mayor genio que ha pasado por el Racing.
P.- Genio y perdedor. Lo tiene todo.
R.- Eso creo. Su vida y su carrera tienen todos los
ingredientes para convertirse en literatura ya sea por su carácter o por todo
lo que rodeó a su muerte. Era un jugador que no sé si tendría cabida en el
fútbol de hoy en día, en el que te venden que prima el juego limpio y los
valores éticos, ya que él tenía un carácter tremendo, llevaba la contraria a
todo el mundo y dejó cientos de anécdotas allá por donde fue.
P.- ¿Fue tan bueno como dicen?
R.- O mejor. Y no lo digo yo. En el libro se cuenta que,
tras el primer partido oficial que juega Di Estefano con el Madrid, que fue
ante el Racing de Alsua, dijo, con ese acento porteño tan suyo: ‘Este Alsua
es una maravilla’. Es verdad. Era de poco correr pero tenía un gran
talento, mucha visión de juego y dicen que la mejor volea que ha pasado por el
futbol español. Cuentan que era un jugador de una calidad extraordinaria. Lo
malo es que duraba poco en los equipos porque, sencillamente, no le
aguantaban. Sólo encontró su casa en Santander. Y todos los que le vieron jugar
dicen que era un auténtico genio incomparable. No por la calidad, que sí que
los ha habido con la misma o incluso más, sino por su carácter.
P.- El relato de Alsua es el que abre el libro y está
repleto de pequeñas anécdotas protagonizadas por él cuando jugó en el Racing.
¿Se puede decir que hay una continuidad respecto a tu anterior libro, que fue
un anecdotario de la historia del club cántabro?
R.- Sí, es cierto porque hay muchas anécdotas que
podrían haber entrado en ese libro. Lo que pasa es que la manera de morir de Alsua
daba pie a hacer literatura en el sentido de verle a él postrado en la cama
durante sus últimos días, recordando su vida deportiva y extradeportiva...
P.- Y su muerte, claro.
R.- Sobre todo, su muerte, que fue un tema tabú en Santander.
En su momento no se publicó en la prensa. Era un runrún en la calle pero no se
hablaba de ello en los medios. La familia, evidentemente, no quiso que se supiera
cómo había muerto.
P.- ¿No se contó en prensa?
R.- Se publicó que había fallecido en extrañas
circunstancias, que el hijo había desaparecido... Pero poco más.
P.- Pasa con los suicidios en general.
R.- Claro, pero Alsua era Alsua. Para Cantabria, era una
figura, para que nos entendamos, como pudo ser Munitis cuando estaba en su
punto álgido. Era el gran ídolo futbolístico. No se conocieron los detalles de
su muerte. Son temas que se hablan y se quedan ahí. No se supo nunca a ciencia
cierta y a la gente le ha llamado la atención.
P.- ¿Sirvió para aumentar la leyenda?
R.- No sé. Quizá. El libro tampoco busca el morbo por
todo lo que rodeó la muerte, sino que pretende servir para recordar lo buen
futbolista que era.
P.- Utilizas las circunstancias que rodearon su muerte
como leitmotiv.
R.- Claro. A
partir de ahí, por ejemplo, llegas a cómo llegó muy tarde a la selección. Leí
todas las crónicas de aquel partido y en seguida percibes ese odio, entre
comillas, que había en la prensa de Madrid a Alsua por el tipo de jugador que
era. Le ponen muy mal y lanzan muchas criticas al seleccionador por llevarle.
Sin embargo, empiezas a mirar los detalles y las estadísticas y ves que fue el
mejor o el más activo del partido. También el relato recuerda un partido del
Racing en Oviedoen el que Alsua llega a dar un
balonazo a un rival que está en el suelo, hace gestos al público y acaba
abucheado por sus conductas antideportivas. Incluso un periodista de la Hoja
del Lunes pidió que le retiraran del fútbol porque su comportamiento hacía
mucho daño. Sin embargo, el Oviedo le fichó la temporada siguiente y todos
terminaron aclamando a Alsua.
P.- Se acababa ganando al aficionado.
R.- Al final, era el típico jugador
que siempre quieres tener en tu equipo a pesar de que fuera un cabrón de mucha
cuidado. No era fácil tenerle en el vestuario. En Santander coincidió con el
marroquí Mohamed Mayub y, cuando entraba al vestuario, le saludaba con un ‘mecagüen
Alá’. A los catalanes parece que los odiaba profundamente y también
coincidió con varios a los que tenía amargados. Incluso hizo dimitir a una
directiva entera o volvía locos a entrenadores que eran amigos suyos. Tampoco
en su vida privada debía ser un hombre con el que fuera fácil convivir.
P.- ¿Alsua no te habría dado para
toda una novela en vez de para un relato corto?
R.- Sí, pero ten en cuenta que es
casi una novela corta. Es la historia más larga de las que hay en el libro y,
alargándolo un poco, ya habría dado para una novela completa.
P.- El estilo con el que están
escritos los relatos deja al descubierto que eres periodista. ¿Es difícil
escapar de eso y caer en la crónica, el reportaje etc.?
R.- Al final, es un recurso más.
Utilizas eso que llamaron ‘Nuevo Periodismo’ en Estados Unidos pero
siempre como ficción, claro. Todo lo que contaba (Gay) Talese era verdad y aquí
yo me tomo muchas licencias. Te da más libertad. Si hablas de un delantero
borracho coges un poco de George Best, otro poco de Robin Friday, aportas una
buena dosis de ficción y al final creas un personaje propio. Así es más fácil
contarlo todo. En el libro aparecen varios personajes así, que a veces es mejor
que uno real, ya que éste te pone más límites.
P.- Aparece en el libro un jeque
árabe que ficha a un jugador a partir de un vídeo de Youtube. ¿Es esta la
explicación a tantos fichajes surrealistas?
R.- Es algo completamente real.
Conozco incluso casos en los que se ha fichado a un jugador por un peinado.
Al final, ser diferente siempre es un plus y el primero que lleva cresta o se
tiñe de rubio platino llama la atención y es un futbolista más visible que el
resto. Muchas veces van por ahí los tiros. Luego claro, llegan las sorpresas y
los problemas.
P.- ¿ Hoy un jugador necesita más un
buen montador de vídeos que un buen agente?
R.- En la historia del Racing hay un
caso muy curioso, el de Mesías Conçeiçao. Fue un brasileño al que fichó el
Racing y cuyo representante llegó con un vídeo de unos diez minutos.
P.- ¿Parecía Maradona en el vídeo o
qué?
R.- ¡Qué va, eso es lo peor! Todo lo
contrario. Tras verlo te preguntabas que, si esto era lo mejor que tenía, qué
sería lo peor. Era graciosísimo porque salía dando una patada a la grada y
cosas así. Y claro, a pesar de eso fichó por el Racing y fue un fracaso total.
Aquel hombre ni siquiera era bueno en el vídeo.
P.- ¿Salen las mejores historias de
la pura realidad?
R.- Al final, para hacer el libro
aprovechas esa experiencia de muchos años siguiendo a equipos de fútbol. La
dosis de imaginación puede ser nula, poca, mucha o total, como en el relato de
los extraterrestres.
P.- ¡Culpas al fútbol de aniquilar a
toda una civilización!
R.- Al final, no deja de ser una
critica bastante sarcástica. En el libro también aparecen vampiros en un
vestuario. No los del control antidóping, que darían para otro libro, sino de
los ‘reales’. También hay un hincha asesino, el socio número seis que
planea asesinar a los cinco anteriores para convertirse en el uno. Y es que es
verdad. Todavía se sigue diciendo aquello de Fulanito quiere mucho al equipo,
es el numero 400. Muchos aficionados del Racing me han dicho: a ese asesino
yo le conozco, yo le conozco. Y es verdad que hay muchos a los que esa pasión
por el Racing u otros equipos les puede llevar a unos extremos impensables. Es
una mezcla de comedia y novela negra, bañada con dosis de realidad, bastante
curiosa. Ha llamado la atención y mucho.
P.- Para coger experiencia sobre las
miserias del fútbol, nada como el Racing en los últimos años. El racinguista
un poco atento incluso puede identificar historias que han pasado aquí.
R.- En general, el libro es como un
no al futbol negocio y demás. El hincha del Racing se puede sentir muy
identificado con los relatos en los que se cuentan las mafias que rodean a este
deporte porque lo ha sufrido en primera persona.
P.- El aficionado del Racing que
quizá ignorara toda esa turbiedad que salpica al fútbol es ahora un doctor en
la materia.
R.- No olvides que los dos mejores
amigos de Pernía eran Joan Laporta y José María Del Nido. He conocido en
persona a algunos integrantes de esa vieja guardia de presidentes, como Lopera
o Lorenzo Sanz, y en persona son igual o más siniestros que en televisión.
P.- Mucha gente decía que Pernía era
un tipo encantador. En el cara a cara se ganó a muchos.
R.- No hay que olvidar que el tipo
era un vendedor. Vendía coches aunque luego quizá muchos iban a buscarle
porque le había vendido un coche que no respondía a las condiciones pactadas...
Eso pasa mucho. También en política. Hasta hace nada, también Pujol era un
tipo respetable. Hay mucha gente que busca en el fútbol un reconocimiento
social que no encontraría en otra parte.
P.- ¿Por qué utilizas el último
relato para poner título a todo el libro?
R.- Porque decir la dictadura del
fútbol lo engloba todo. Siempre me gustó. Por un lado habla de una dictadura
política y por otro de la futbolística, a la que todo el mundo acaba
sucumbiendo porque todo el mundo acaba hablando de futbol. Encajaba, además,
bastante bien con el relato que abre el libro, que es el de Alsua, que era
todo un tirano. Permitía que hubiera una unión entre los dos relatos
principales, que también son los más largos. También el fútbol puede acabar
esclavizando al aficionado.
P.- Hay quien dice que hay que
separar política y deporte, pero es imposible.
R.- Es que siempre han estado de la
mano. Es imposible. Es el deporte perfecto para usarlo como opio o para todo lo
contrario, que es lo que quieren impedir las autoridades soviéticas en el
último relato.
P.- ¿Cómo surgen estos relatos?
R.- Depende. Algunos incluso del
tirón. Otros no. Por ejemplo, el de Alsua requiere muchísima documentación.
Cuando entrevistaba a un jugador o a algún conocido de la época para otro tipo
de trabajos sobre la Historia del Racing siempre acababas hablando de Alsua y
desde hace muchos años tenía la idea de escribir sobre la vida de Alsua.
Después de tantas entrevistas y demás tenía claro que lo tenía todo para
convertirse en novela o, como al final ha sido, en un relato.
P.- Con esto te quedas a gusto o ese
proyecto de novela más larga sigue adelante?
R.- Daría para más pero tampoco voy a volver a escribir
sobre Alsua. Prefiero hacer otras cosas.
Entrevista publicada en el Diario Alerta en septiembre de 2014