Con el Mundial de vela de Santander a la vuelta de la
esquina nos han recordado algo de manera cruel: este deporte en España no vende
nada. Y no lo ha hecho cualquiera, lo ha afirmado la ISAF, la Federación
Internacional de Vela y responsable última de la cita mundialista de septiembre,
organizada por su “filial” en nuestro país, la Federación española.
Seguramente, los mandatarios internacionales de la vela se están arrepintiendo,
y mucho, de haber elegido como sede a la capital cántabra atendiendo a su
valoración del certamen más importante que acoge España de este deporte en
cuanto a clases olímpicas se refiere: el Trofeo Princesa Sofía de Palma de
Mallorca.
¿Y por qué este “ataque” a la vela española? En
realidad, más que algo ofensivo, la ISAF ha constatado varias evidencias tras
la disputa de la edición número 45 del Trofeo Princesa Sofía en Palma. Esta es la única regata española incluida en la World
Cup de clases olímpicas. La prueba balear posiblemente –no es definitivo,
pero sí muy probable– se ha caído del calendario de la próxima temporada (tan
solo han sido confirmadas Melbourne, del 6 al 14 de diciembre de 2014 y Miami,
del 24 al 31 de enero y hay cuatro candidatas europeas para dos pruebas) y además
ha perdido a su principal patrocinador, Mapfre, que anunció su renuncia a 37
días de comenzar el evento. La aseguradora aportaba 150.000 euros,
aproximadamente la mitad del presupuesto total de la prueba.
Al terminar el Trofeo Princesa Sofía la ISAF aprovechó para hacer un balance de la prueba sin piedad, sobre
todo en cuanto a la relevancia televisiva que había logrado la cita: “Es
un evento bien organizado, con excelente calidad en las imágenes
suministradas, pero que a pesar de todos estos esfuerzos no atrae a la televisión
convencional y a los principales medios de comunicación en un país que está muy orientado a la
navegación”. Se equivocan,
obviamente, en que España tiene cultura o tradición de seguir los deportes náuticos,
especialmente la vela. Pero es cierto que un año más, la prueba ha pasado de
puntillas por los medios generalistas o incluso entre los deportivos. En Santander,
el alcalde de la ciudad, Íñigo de la Serna, se jactaba hace poco tiempo de la
gran repercusión que había tenido el test pre-mundialista (ensayo a un año
vista de la prueba) y de todo lo que se está hablando del Mundial antes de
celebrarse, con casi 800 minutos de televisión… Un dato que nadie sabe de dónde
salió y que contrasta con el “cabreo” de la ISAF por la escasa repercusión en
los medios de una prueba de similar potencial al Mundial. Eso sin contar que
casi todas las informaciones relativas a la prueba son negativas, ya que tratan
el caos organizativo vivido y otras cuestiones nada positivas.
La ISAF no pasó por alto la fuga del patrocinador principal
en su informe sobre el Trofeo Princesa Sofía: “Este año ha perdido su
patrocinador desde hacía seis años, Mapfre, la mayor compañía de seguros
de España, y que la cobertura de los medios, al margen de los locales, sólo
llega de casi exclusivamente de los medios de comunicación especializados en vela”. Este deporte es muy minoritario
en España y tiene el inconveniente añadido de ser muy complicado de seguir,
tanto desde tierra como desde el mar. Es un deporte sin público. Algo poco halagüeño
de cara a la cita mundialista, que los políticos locales han vendido como el
evento de los eventos del deporte.
A todo esto, se ha sumado el pobre papel en el agua del
equipo pre-olímpico español. Solamente hubo un podio, el de Blanca Manchón. Los
deportistas se han enfrentado a más de un problema extradeportivo a causa de la
precariedad de medios con una federación en quiebra e ‘intervenida’ por el Consejero
Superior de Deportes.
El Mundial de vela de Santander comenzó con el pie
izquierdo, debido a un problema de corrupción (el auto-contrato blindado del ex
presidente de la Federación española como director del evento) y ha padecido
todo tipo de problemas económicos, organizativos y políticos. Ahora que parecían
que se habían encauzado las cosas, al menos para disfrutar de un evento low
cost, pero digno, llega este recordatorio de la ISAF: la vela en España pinta
poco o nada y su repercusión en los medios es nula.